Testimonio Ceremonia de Ayahuasca por Ezequiel V
Viernes 15 de Julio de 2011
Mucho había leído o escuchado sobre la planta lo cual me generaba un gran respeto e interés. Y “casualmente” el camino me cruzo a Jorge y Silvia, los dueños de casa.
Días después me encontré en la ceremonia frente al chaman Wagner, místico y con una energía increíble. Al principio fue todo muy psicodélico, la planta recorría mi cuerpo y empecé a vomitar hasta limpiarme, lo cual fue un gran alivio. Después estuvo bien, por momentos viajaba lindo, pero volvía siempre a mi habitual estado “racional” de querer controlar todo. Mi expectativa era grande por demás, lo que sin duda me jugo en contra. El mambo no fue muy distinto a alguna droga sintética alucinógena de las cuales podría estar acostumbrado. Y hasta llegue a pensar que ya no me estaba pegando por lo que pedí una nueva dosis. La ceremonia fue increíble, mérito de Wagner. Y al terminar todo sentí que me quede con ganas de mas; sin duda me faltaba interpretar mucho de lo vivido.
Días después siento que tengo la cabeza cambiada, el chip cambiado, pensando ahora en beneficio de mi cuerpo y la naturaleza, llevándome a un gran cambio en mi comportamiento de vida diaria.
Si bien siempre busqué una explicación racional a todo, juro que no la tengo para justificar lo que me pasa. Pero siento que aprendí mucho de la madre ayahuasca. Hoy ya no puedo comer carne roja ya que la veo carne humana, un cruel acto de canibalismo. La carne blanca de a poco me empezó a generar un fuerte rechazo; esos pobres animalitos sufren como yo lo haría al morir (cabe aclarar que vengo hace tiempo con intensiones de ser vegetariano, pero siempre fui muy débil por el clásico asado del domingo argentino). Tampoco me apetece tomar alcohol (siempre me gusto un buen vino, o un birrín con los amigos, o bien unos tragos nocturnos). También deje de usar azúcar blanca y no se porque. Ya no como de gula lo que me hizo bajar esa pancita molesta que me torturaba, ahora solo como para alimentarme lo justo y necesario para mi cuerpo. Y tengo mas… ya no me da ganas de tomar drogas lo cual me sorprende mucho mucho mucho, aunque mantengo mi clásica marihuana fumando al menos la mitad que antes.
En mi vida diaria vivo mas tranquilo, en armonía conmigo y la naturaleza, feliz… pensando en todo lo que incorporo dentro del cuerpo. Soy mas meditativo y pensante sintiendo poder comprender mucho de lo que me rodea.
Juro que no tengo explicación pero si una muy fuerte convicción de seguir por este camino. Estoy muy agradecido a la planta sagrada por la enseñanza… me siento mejor persona y se que tengo mucho mas por aprender.
Muy agradecido a Jorge, Silvia y Wagner por abrir su corazón y ser el medio para esta linda enseñanza.Hasta la próxima y gracias!!
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