Dieta en Kapitari por Emiliano Latessa
Marzo de 2013 en Kapitari
Émil: -se constante, se paciente y dominaras a tu mente-
Primera Ceremonia de Ayahuasca:
Corría aproximadamente el segundo día, tal vez el tercero con la noche de hoy.
Cuando el Sol deja ver su energía, las mañanas en la selva son muy amables. La invitación a andar descalzo es casi irrechazable, sobre todo luego de haberlo experimentado.
Luego de haber visto de los mas variados cíclidos en su hábitat natural quizá comprendí que éste aquí y ahora era un futuro recordado muchísimo años atrás. (apistogramas ramirezzi, cichlasoma festivum. Caracínidos como Hypesobrycon rubripinnis hasta taerya oblicua en aguitas con corriente. Para mi asombro al borde de las lágrimas Symphysodon Discus)
La ceremonia fue un banquete para nada escaso. Abuelito Humberto explicó que para que aparezcan las visiones, los Ícaros debian cesar. Los espíritus de la impaciencia se alejaron con unas sopladas de mapacho.
Mis teorías ninya de posiciones enfundantes de una columna alineada se derritieron entre un colchón y una eslípin bag.
La vibra aventajó el constante bombardeo de infinitas gotas de lluvia. Electromagnética sentíase disolver absolutamente todo mi ser, teletransportándome a través de lo que mi bagaje teórico entiende como galaxias, universos o cosmos.
Se sentía como un eco dentro de otro y así hasta disolver todo mi cuerpo material.
Los espíritus de la selva me preguntaron o afirmaron tal vez sin preguntarme; hasta podrian haber comentado entre ellos que yo era el hijo de mi madre…
Me sentí aceptado luego de unos murmullos.
Mi mente no paraba de hablar. Durante escasísimos momentos pude observar correr el rio de pensamientos, pero la vibración se sentía tan intensa que poquitísimo podía hacer. Me serví de acomodarme en distintas posiciones ya sea girando a la derecha, a la izquierda o en posición anatómica. Cambiando la postura física, cambiaba la mental.
Tal vez la necesidad de recibir consejos acerca del camino a seguir alentaban el sincesar de palabras. Fueron todas bienvenidas, esclarecedoras y precisas, tanto los gustos como los disgustos.
La lluvia no paraba desde el dia anterior aunque no podria asegurarlo. La sensación del tiempo o
mas bien la relación con él fue muy distinta a lo que venía acostumbrado.
Dieta general
Arroz, plátano velde, pescao, poio, vehetales (zanahoria, rabano, avena cocida, remolacha, brócoli)
té sin xantinas (manzaniyia, aníss)
Dieta personal
Ucho sanango (extracto en ayunas)
patequina en baños por la noche
(cuando) (si) cada ser humano sobre la Tierra experimentara esta medicina, el mundo (no sería el mismo) (ya sería distinto)
Testosterone level seem to reaise astonishlingly. I´m still not able to confirm theoretically about Ucho Sanango or contact abstinency.
Being today the fourth day, the exercise was enjoyable. Static and dynamic stretching with a few kics help me realize Im getting focus. Swimming with fins surrounded by ducks ans cychlids felt like a bookmark in my life path.
Puta que vale la pena estar vivo!
Segunda Ceremonia de Ayahuasca
Éramos tres. Don Humberto, María y yo. La sensacion entre María y yo evidenciaba sensaciones previas al comienzo.
Me sentí impaciente, su llanto se hacía llegar. El abuelito, sentándose a su lado le habló y la trató con agua florida. Los llantos cesaron. Comenzamos. Bebí primero, tres generosos movimientos de garganta anunciaban una suerte de náuseas. Pensé inmediatamente en el vómito, pero no fue así. Intenté mantenerme sin cambiar de posición durante los suaves y breves Ícaros, tampoco fue así.
Me relajé, encendí otro mapacho al tiempo con el chamán. Me soplé y me recosté felizmente.
La colchoneta comenzaba a meserse mágicamente, las vibraciones comenzaban a evidenciarse junto con una visión con tapiz estampado único de arte de piel de serpiente que oscilaba en movimientos psicodélicos. Se entremezclaba sin perder nitidez ni claridad. Con cada exhalación oía el incremento de intensidad de las vibraciones. Comienzo a levitar . Trataba de aferrarme a las coordenadas pero se hacía difícil la ubicación espacial. Interpreté to let go. Vibrándo intensísimo en el espacio ayahuasquero comienza a travesar la materia, tanto la madera como el mosquitero . Estaba fuera. La sinfonía de sonidos de la selva lindaba rítmicamente con el infinito.
Abrazado por confianza, no tenía idea de donde estaba. Dialogamos. Dialogamos muchísimo. No paraba de mostrarme, de develarme verdades, algunas ya olvidadas dentro mío, otras tan sorprendente como simples. Mucho amor, mucho acerca del amor interior, como encontrarlo, sacarlo y usarlo. Cómo agradecer a los seres que viven aqui y ahora, y como honrar a quiénes ya no. Como direccionar esa energía.
Interpreté profundamente mi relación con el medio acuático: peces, sirenas de agua dulce y entrenamiento. Lloré, lloré y lloré de alegría y agradecimiento.
Entremezclado en el espacio temporal presencié como María pedía u ofrecía un trato a los espíritus dioses de una suerte de trubunal. Eran tal vez tres. Deliberaban si aceptarían o no. De ser asi, viviría. No me quize entrometer. Continué charlando de mis cosas hasta que el abuelito comenzó a agitar las hojas que hacen volar. María viviría. Me puso muy alegre.
El espejo de la dualidad, víctima-agradecido, me venía haciendo sentir intenso por los últimos dos días.
Tomo la decisión de echarme de lado pues ya las visiones habían mermado. Comenzaba el trabajo en el plano físico material; con mi sistema digestivo: estómago, intestinos. De arriba a abajo, de un lado al otro. Explosivamente el vómito del exceso del almuerzo con intenciones de sobrecompensar el miedo a pasar hambre. Agradecí. Continuando con intentos contenidos de orinar y diarreizar muy significativos. Tal vez para no pensar tanto en eso comenzé a a experimentar electromagnetismo en un nervio medial entre la rótula y el tobillo izquierdo que atribuyo a L4 -L5 junto con alguna inestabilidad de la columna vertebral en el pasado.
Unbelievably today es el sexto día.
La mañana luego del desaiuno fue dura, la mente me ponía de mal humor, las picaduras de los días anteriores parecian revivir. Hormigas, jejenes, zancudos, casi hasta tábanos y avispas; aunque con éstas últimas supimos respetarnos siempre que no las tentara con una franela velde y amarilia.
Le puse huevos al workout, era mi única esperanza de reversibilizar ideas. Salió completito, muy técnico y con mucho mas foco que la vez anterior. Hadou ken!
Luego pensé en agradecer, recordando el futuro, a todas las sirenas rosas de agua dulce, incluyendo a mi hermana. Metí seis vueltas, una mas que las veces anteriores. Creo.
Interpreté que debo mejorar muchísimo la técnica en el agua para no derrochar energía. Si la piscina no ha venido a mi, debo ir hacia ella. Me hace muy bien.
No siento miedo de pasar hambre. Acepté, entendí y agradezco la lección. Planta maestrísima.
Decidí no cortarme las uñas, ni el cabeio, ni afeitarme. Me siento mas certero en mis golpes matamosquitos. Noto pequeños detalles en las posturas que me encaminan a alejarme del dolor lumbar y la contractura en el trapecio derecho aunque no dejo de pensar en los aritos de perla, el status y la descendencia fértil a través de una familia. Pienso en la paradoja de elegir siendo elegido y rechazar por no ser rechazado.
Muy expuesto queda plasmado en este entorno el biociclo. Autótrofos y heterótrofos. Lagartijas tragando insectos y gato tragando ratones. El río de la vida se perpetúa a si mismo.
Tercera Ceremonia de Ayahuasca
María ofreció al abuelito alguna suerte entre paracet y dipirona, pues tenía la fiebre. Don Humberto aceptó. Yo escuchaba asombradísimo. Esa noche no hubo ícaros. Mi mente hervía mi cabeza en preguntas, abusaron de mi en un principio. El descontrol del tiempo me abrumaba. No sentía indicios de nada. No contaba con mapacho. Me amigué finalmente con el mono del tabaco. No tuve necesidad física de fumar, aunque en mi realidad era evidente que faltaba ese empujoncito de Nicotiana.
Me concentré en la respiración, apunté a inspirar en x tiempos, medidos por los latidos del corazón y exhalar en x tiempos también. Comenzé por cuatro, llegué hasta quince. Increíble.
La flexibilizacion física practicada dos veces ese día me rerecompensó. Antes de la ceremonia mi respiración estba cortísima.
Me creí inventar las visiones. La cuna no se mecía ni un poco. La luna estaba a uno o dos días de estar llena. El tiempo pasaba lento al parecer y yo sin visiones, ni mareación, ni nada. Me rendí.
Gallinas, cotorras, ranas, grillos, murciélagos, monos, perros y gatos. Hasta bichos de luz con los mas inimaginables colores. Un montón de sonidos más que jamás llegué a indentificar. Todos la mismo tiempo ayudaban a que me alejara de mis propios pensamientos.
Algo comenzó a vibrar, aunque muy leve comparado con las dos ocasiones anteriores.
Le pregunté quién era yo. Le pedí: I need you to show me who am I. Canté. Rezé.
La mañana del lunes cuando me dispuse a abandonar el tambo junto al comedero se me presento una mariposa muy inquieta, muy decidida a no posarse sobre nada. Deslumbraba con la forma de sus alas, un diseño extravagante. Relucía tonos entre amarillo y turqueza pasando por verdes casi fluorescentes a la luz del día. No pude moverme hasta que desapareció de mi vista. Me encantó.
El espíritu de la planta me recordó a Sung Tzú. Una paradoja dentro de otra. Bostezé y ahí entendí que había entendido. Luego recordé una tarde cuando era muy niño y una mariposa naranja y negro se dejaba ver por primera vez. No puedo precisar el lugar, tal vez una plaza, un parque o un sueño.
También hablamos de caminos, escapes, prioridades. Felizmente acepté que debía regresar a mi país.
Volvimos a intercambiar conceptos acerca de los excesos. Clarísimamente en ese momento comprendí.
Oleadas de vómito ondulearon desde la base del centro de energía. Border encesté líquido con líquido. El timing estaba mas ajustado hoy y mientras vomitaba pude sacar la lengua para comprobar que era pura medicina. Nada de exceso de sólidos. Comenzaba la etapa material o física. Estómago. Hígado. Páncreas. Vesícula biliar. Intestinos. Todos sobrecargados de exceso, de años. Calculé un cuarto de siglo. Microvellosidades saturadas de ideas tóxicas. Endodermo aislado de excusas queme sperararon del mundo exterior. El trabajo se hacía esta vez , aún, mas intenso. Nauseas, diarrea, vómitos, dolor lumbar, picaduras de mosquitos, jejenes se sentían como medusas en el pecho y hombros. Zumbidos incontrolables. No sabía como ponerme, así infinito. El gallo no cantaba. La luz de la luna engañaba al amanecer que solo existía en mi mente.
Se acerca un muchacho insomne a chequear por la salud del chamán. Tal vez ya no lo volaba la fiebre.
Le soplo mapacho finalmente como una locomotora. El olor a humedad de la almohada, el suelo y mis manos me revolvía aún más. Impasable así, concentrarme en la respiración.
De repente entra la brisa fresca de las cuatro. Faltaba un montón. Mis intestinos crujían el ambiente de un lado a otro. Cortesía y paciencia se aferraban a mi. Mientras menos dudaba, menos me picaban. Tremenda lección. Tanto el sí como el no estabilizaban mi energía. En la oscilación de la duda se infiltraban picotazos y mordeduras de ácido fórmico. Supuse que eran 04:40. Me dormí hasta el primer gallazo. Todavía era de noche, sorteando punzadas lumbares me logro sentar, doblar, guardar y salir lo mas rápido posible. Había cumplido. Seguían las enseñanzas. La puerta del tambo increíblemente no abría. Forcejeo. La linterna deja de hacer contacto. Desespero una vez mas cambiando una nueva contractura por un fórceps. Salgo, me noto mareadísimo. Me trato de serenar lo suficiento como para desarmar y armar la linterna nuevamente. Veo la luz. Onduleante, camino hacia mi destino. Mis mas fieles amigos me desconocen, me ladran u esquivo a luz de linterna y luna tremenda. Siguen las sorpresas, asumo que es mi mente. Me relajo, descargo y me rindo ante la humedad mas intensa que recuerdo haber olido jamás.
Jueves veintipico ia.
Tremenda limpieza ha sabido suceder en todo mi organismo en todos los planos. Mi o la lumbalgia ha desaparecido. Luego de despertar noto como una transición entre hasta para por según percibo el verde de las hojas. Entiendo ver cambiar los early morning flexibility. Ajustadísimo.
Me sentí profundamente seducido por un libro de Osho «el dios que nunca fue».
La noche de anoche logré dormir intermitentemente como si interpretara el desazón de la última ceremonia. Dormí por breves intervalos con intensísimos y vívidos sueños (bastante) implacenteros. A tal punto que el hedor de la almohada era abrazable.
Paisajié por la mañana, luego de disfrutar unos pocillos de kaffée luego del desaiuno…
Luego me encaminé hasta un mero manglar que relucía confusamente hojas muy muy similares a espadas amazónicas, en su parte sumergida enraizaba un paraguas invertido que se propagaba hasta entrelazarse entre si densamente.
Arañas saltarinas abusaban de la tensión superficial junto con patinadores sagrados casi imperceptibles a la vista humana a causa de sus velocísimos y espiralados movimientos.
La superfamila insecta deslumbraba con sus formas y colores: Así como las cotorras parlanchinas mordisqueaban mi lapicero y robaban el capuchón.
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