Uso Trascendental del Tabaco
Lugar del tabaco en el hombre místico
En vista del carácter desagradable y la amenaza mortal contra la salud que implica la praxis del uso del tabaco en América del Sur, uno se pregunta por qué razón esta droga ha logrado una importancia tan grande en la vida religiosa y ritual de los indígenas. Sin ninguna duda, el tabaco como otras substancias psicotrópicas colectadas por los hombres ofrece una clase de escape de las condiciones de vida y de la presión. La adicción a la nicotina como también las consideraciones socioculturales han jugado papeles adicionales al respecto. Más importante fue, que para mantener su credibilidad y efectividad como agentes y curanderos religiosos, los shamanes tenían que demonstrar su poder espiritual para ellos mismos y para su comunidad en una base de continuidad; el tabaco, debido a los efectos de la nicotina en el cuerpo humano, les ayudaba a alcanzar esta meta. Es esencial para aquellos shamanes que usan tabaco (como para los shamanes en general) ser considerados y que ellos se consideren a si mismos que están dotados de fuerzas sobrenaturales.
Visión moderna del tabaco
Contrariamente, la visión moderna de la droga, -privada de los valores trascendentales que su ambiente cultural originario le aportara- se establece en la recreación de escenarios imaginarios basados únicamente en fundamentos hedonistas para su aceptación y consumo.
Métodos de ingestión del tabaco
Excepto la inyección intravenosa, los indígenas de Sudamérica usan el tabaco a través de todos los medios humanamente posibles (gastrointestinal, respiratorio o percutáneo) y en una gran variedad de formas. El tabaco es mascado, es tomado como jugo o como jarabe, se lame la pasta, se emplean supositorios y edemas, se aspira como polvo rapé, se aspira el humo del tabaco y se aplican productos del tabaco sobre la piel y en los ojos.
Vía gastrointestinal
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Tabaco masticado
El mascar, o más precisamente, el chupar trozos de tabaco tiene una amplia distribución en América del Sur y las Indias Occidentales. Ocurre en las Antillas Menores y en Venezuela oriental y se extiende desde el noroeste de Colombia y el Amazonas superior esporádicamente a través de localidades desde la Montaña hasta el Gran Chaco. En instancias aisladas se encuentra también en Brasil del este. El mascar tabaco en América del Norte se practicaba principalmente por los indígenas de la costa del noroeste, entre quienes el tabaco puede haber sido introducido por comerciantes rusos.
Los indígenas preparan el tabaco en rollos de unos diez centímetros de largo, con tabaco verde, a veces esparciendo ceniza o sal sobre las hojas mojadas y mezclándolas con ciertas clases de tierra o miel. También se suele hacer una mezcla de las hojas de tabaco finamente machacadas con tierra conteniendo nitro logrando una masa de la que se hacen tabletas de tabaco. Similares tabletas se obtienen simplemente mezclando hojas machacadas con ceniza y mojando el polvo con agua para producir una suave pasta. Los indígenas de la Guayana cuecen con hojas de tabaco frescas una tortilla del porte de una rueda de carro y de dos centímetros de grueso sobre una parrilla a fuego lento. Durante el proceso la tortilla es rociada con sal y un sustituto que se obtiene del oulin (Mourera fluviatilis Aubl.), una planta podostemácea que crece en rocas sumergidas bajo caídas de agua o en salientes. La tortilla es cortada en trozos y lonjas que se guardan en calabazas de aperturas pequeñas. Otros aditivos a estas mezclas para mascar que no sean sal y sus sustitutos incluyen entre varios otros cal obtenida de cáscaras de moluscos, resina de caraña (Protium heptaphyllum March.), chile (Capsicum fructescens L. Willd.) y hierbas medicinales, tales como cáscara de rosa amarilla, una planta emenagoga.
El masticar tabaco ocurre frecuentemente con otros métodos de ingestión tales como el fumar y el sorber por la nariz. También a veces el tabaco fue observado siendo mascado junto con coca (Erythroxylum). Chicas, rollos o bolas de tabaco son llevadas por el usuario en la mejilla o en el labio inferior durante prologados periodos de tiempo; la aplicación debajo de la lengua no ha sido reportada. A diferencia de la coca y betel (Piper betle), la nicotina no requiere agentes alcalinizantes para su liberación, aunque estas sustancias aceleran e intensifican la acción de la droga al aumentar la salivación (Hammilton 1957). La nicotina es fácilmente mezclable con las secreciones salivares y el transporte de la solución se efectúa rápidamente. También, la alcalinización del ambiente bucal prepara esa zona para una óptima absorción (Bray y Dollery 1983:274). Como se ha mencionado, los amerindios succionan más que mascan el tabaco y tragan, no escupen, los jugos que van saliendo poco a poco.
Se considera generalmente la extensa distribución del área en que el tabaco es mascado como una indicación de la gran antigüedad de este método de consumo (Zerries 1964:99-100). Además, considerando lo natural que viene a ser el mascar el tabaco, uno tiende a concordar con estudiosos como Sauer (1969:48) cuando afirma que el mascar y beber representan las formas más antiguas de ingestión del tabaco. Con fluctuaciones periódicas, el tabaco ha encontrado amplia aceptación entre sociedades no amerindias.
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Tabaco bebido.
La distribución de la costumbre de beber el jugo del tabaco es similar a la de la masticación excepto que está ausente del Gran Chaco. La mayoría de las tribus de la Gran Guyana beben el jugo del tabaco, así como un número considerable de grupos del Amazonas superior y la montaña de Ecuador y Perú. Algunos casos aislados de la práctica se han reportado también de la zona costera del noroeste de Venezuela, el noroeste de Colombia y en lugares dispersos en Bolivia y Brasil.
En la zona de distribución de la Guayana, el jugo de tabaco es a menudo una simple infusión de las hojas enteras o molidas mezcladas con agua. Las hojas remojadas o cocidas son estiradas y comprimidas a mano. Algunas tribus añaden a la mezcla sal o la ya mencionada ceniza de oulin, Otro materiales botánicos no identificados usados como ingredientes por las tribus de la Guayana incluyen ayung, una corteza emética, quinquina, una savia de árbol.
Asimismo, las tribus del Alto Amazonas y la Montaña remojan, comprimen y revuelven las hojas de tabaco en agua, aunque a menudo no enteras ni molidas sino trozadas y masticadas. En esta zona occidental de distribución, sin embargo, los indígenas no parecen añadir sal o ceniza a su jugo de tabaco, aunque si ocasionalmente chiles (Capsicum sp.). El cocimiento en agua de hojas de tabaco ocurre también aquí más a menudo que en la Guayana, aunque el cocimiento no es llevado al punto en que el jugo desaparece como ocurre en la producción de la pasta ambil (que aquí se discute) sino que se lo deja suficientemente viscoso para poder beber el producto.
En toda la zona de distribución donde el tabaco es bebido, esto se hace a menudo conjuntamente con otros métodos de consumo del tabaco y consumo de bebidas alcohólicas. Varias sustancias alucinógenas o psicotrópicas pueden ser consumidas juntamente con el tabaco; ejemplos son ayahuasca (Banisteropsis caapi), coca (Erythroxylum), daturas (Brugmansia aurea Lagerh.; huanto, Brugmansia sp.; maikua, Brugmansia sp.) rapé parica (Virola calophylloidea Marcgraf), y takini látex (Helicostylis tomentosa [Poepp.& Endl.] Macbride o H. pedunculata Benoist).
El jugo de tabaco es bebido por vía oral o nasal, usando las manos o calabazas. En algunos casos el concentrado es lanzado como un chorro directamente de la boca de uno a otro. Fuera de América del Sur, el beber tabaco ha tenido poca aceptación como modo de consumir tabaco.
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Tabaco lamido
El lamer tabaco tiene limitada distribución en América del Sur. Se le encuentra entre tribus del extremo septentrional de los Andes, en Colombia y Venezuela, ciertos lugares del noroeste amazónico y en algunos pocos lugares de la zona de la Montaña.
El detalle de esta costumbre es muy similar a la masticación. Sin embargo, en vez de succionar un trozo de hojas de tabaco o una tableta de pasta, aquí se chupa un extracto de jarabe o jalea conocido como ambil. En la Sierra Nevada de Santa Marta de Colombia, los indígenas preparan una gelatina gruesa y negra por medio de una cocción de hojas de tabaco que dura horas e incluso días. El producto es espesado aún más añadiendo almidón de mandioca (Manihot esculenta Crantz) o de arrurruz (Maranta arundinacea L.). Las tribus en Venezuela al este del lago Maracaibo solían mezclar urao, un sesquicarbonato de soda, en su ambil, logrando una mezcla conocida como chimó (Kamen-Kaye 1971:43). Sal o cenizas alcalinas son usadas por tribus de la zona de la Montaña como parte de su receta para el ambil. Las hojas bien verdes de la parte inferior de la planta de tabaco son seleccionadas para ser cocidas sobre un fuego lento. Al mismo tiempo, son obtenidas sales por ciertas tribus por medio de la evaporación de agua que ha sido vertida y percolada a través de las cenizas de partes de un voluminoso árbol del género Lecythis, los brotes de Bactris y las hojas de palmeras Chamaedorea. En otros grupos las cenizas son logradas simplemente quemando y cerniendo cáscara de cacao rojo, cáscaras de bananos verdes y vainas de yoco (Paullinia yoco Schultes & Killip). Las sales se revuelven para hacer el ambil antes de que se concentre en un grueso jarabe o pasta (Schultes 1945:20-21). El chile (Capsicum sp.) también es mencionado como ingrediente del ambil, así como las semillas de aguacate (Persea americana L.), azúcar tosca, tapioca o jugo de mandioca, así como el ya mencionado almidón de mandioca. La pasta es guardada de diversas maneras, envuelta en hojas, tubos de bambú, cáscaras de nueces, pequeños cántaros y en la actualidad, botellas de vidrio y tarros de lata. Bien guardado, el ambil se conserva durante varios meses antes de que deba ser reemplazado por uno más fresco.
El ambil es puesto en la boca sumergiendo un dedo o extrayendo una pequeña cantidad con una espátula o uña del dedo y frotándola sobre los dientes, las encías, o la lengua. Aunque se consume solo, el ambil es a veces ingerido simultáneamente con otros productos del tabaco. Algunas tribus de la Montaña los lamen en conjunto con la coca (Erythroxylum), ayahuasca (Banisteropsis caapi) y posiblemente otros alucinógenos.
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Enema
Las jeringas para enemas tenían amplia distribución entre los amerindios (Nordenskiöld 1930:189, mapa 1). Un cierto tipo consistía en una caña o hueso ahuecado rectos y estaba distribuido desde el noroeste de América del Norte hasta la Montaña peruana. Para su aplicación se sopla el enema a través del tubo dentro del cuerpo de quien lo recibe (Gomara 1811:283; Nordenskiöld 1930:54, fig.20; Davidson MS). Un segundo tipo de jeringa tenía una bolsa hecha de la vejiga de un animal, cuero o goma y una tobera de hueso o caña.
Jeringas de goma o cuero eran usadas por los indígenas de América del Sur occidental y Guayana (Roth 1916-1917:705, fig.341). La jeringa con un globo de goma es una invención nativa y está en uso entre los indígenas del Amazonas (Nordenskiöld 1930:13, fig.4). Las jeringas tienen el propósito de aplicar pimientas medicinales y hierbas antisépticas. Para lograr la intoxicación, los indígenas sudamericanos aplican enemas de ayahuasca (Banisteropsis caapi), Brugmansia sp., parica (Virola), willka (Anadenanthera colubrina [Vell.] Brenan) y tabaco (Nicotiana sp.).
El tabaco es mencionado escasamente en conexión con enemas y aplicaciones rectales en general. Sin embargo, supositorios de tabaco se usan como remedio para el constipado y las infecciones helmínticas. Casos más pobremente documentados de la asociación del tabaco con jeringas vienen de la pre-historia en Bolivia (Wassén 1972), Suriname (Fermín 1775), y Brasil (Spix y Martius 1823-1831:3). Un caso medicinal positivamente identificado es el de los shipibo en Perú, quienes aplican una mezcla de jugo de tabaco y jengibre como vermífugo (Gebhart MS). Solo recientemente se ha obtenido evidencia sólida del uso ritual de enemas de tabaco entre los aguaruna de la Montaña peruana (Davidson MS). No se han observado casos medicinales o de enema tabacal ritual para el Caribe, América Central o Norte América.
De hecho, el enema de los Aguaruna de jugo de tabaco fresco es mezclado con el extracto de ayahuasca (Banisteropsis caapi) hirviendo. Al sacar la mezcla del fuego, las hojas machacadas de tabaco se agregan para completar el brebaje rojizo. Antes de su aplicación, quien ha de recibir el edema se purga con repetidas dosis de ayahuasca y jugo de tabaco. El edema es soplado por una persona experimentada en el recto de la persona que está inclinada hacia adelante, usualmente un varón joven entre 12 y 35 años de edad.
Vía respiratoria
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Absorción nasal
Rapés psicotrópicos son conocidos en forma esporádica en diferentes partes de América Central y Norte (Bourne 1907:312, 313, 324, 328) pero especialmente en América del Sur y las Indias Occidentales. Desde los días de la observación de Pané (1974 [1511]) respecto al rapé de chohobba (cohoba) entre los Taíno de las Antillas Menores, los polvos han sido vistos en preparación entre los indígenas del continente meridional a partir de las judías de Anadenanthera, de hojas de coca (Erythroxylum), de Virola spp., resina y una variedad de nicotianas. No se sabe bien aún cual es la base botánica de varios rapés menos conocidos del Nuevo Mundo (Schultes 1977:43-44; 1978:231-232), pero la absorción nasal de intoxicantes está bien repartida en América del Sur. De hecho, algunos creen que se trata de una forma peculiar de administrar la droga que se difundió al Viejo Mundo, junto con el tabaco, en la era postcolombina (Schultes 1967:292, 302-305). Las fuentes etnográficas documentan al tabaco como una fuente relativamente común de rapé entre los indígenas de América del Sur. En el subcontinente sus cinco focos de distribución son el Orinoco medio y superior, el noroeste del Amazonas, la Montaña – Río Purus, el Guaporé, y la zona andina. Otros casos son mayormente periféricos respecto a esta zona de distribución principalmente del norte y noroeste.
En la preparación del rapé, las hojas de la planta son secadas al viento o al sol, sobre un fuego o sobre una olla colocada boca abajo sobre brasas ardientes. Las hojas secas son machacadas, pulverizadas y a menudo cernidas. Cáscaras de nueces y ollas pueden servir como morteros. El rapé de tabaco es guardado en recipientes hechos de bambú, calabazas o concha de moluscos. Los polvos psicotrópicos, incluyendo el rapé de tabaco, pueden ser aspirados directamente de la mano o de una hoja. Más frecuentemente sin embargo son ingeridos por medio de tubos de absorción nasal, simples o dobles, ramificados o angulares, hechos de caña o huesos perforados.
Los tubos de absorción nasal, simples y relativamente cortos, son usados como inhaladores de autoconsumo. Como se ha mencionado previamente, el ejemplo más temprano en América del Sur es el inhalador de hueso de pájaro que Junius Bird encontró junto a una caja de rapé de hueso de ballena, en el sitio preagrario de Huaca Prieta, en la costa del Perú, fechado hacia el 1600 A.C.
Estos implementos se usaban presumiblemente para la willka (Anadenanthera colubrina)(9), no para tabaco en polvo. Cuando se usan como inhaladores tubos de un metro o más de largo, la intoxicación requiere de dos personas; uno sopla con fuerza el polvo dentro de las narices del otro. Esta forma de administración ha sido bien documentada, por ejemplo, por escrito y en films, entre los yanomamö de Venezuela. Sin embargo, ellos también preparan su polvo intoxicante no de tabaco sino de la corteza interior del árbol Virola. En algunos de estos largos inhaladores, el extremo receptor recibe piezas nasales cónicas, lisas o talladas. Los tubos dobles de absorción nasal miden unos veinte centímetros de largo y comúnmente exhiben en el extremo próximo una pieza nasal hecha de alguna nuez redonda y perforada o de un anillo de cera bulboso, para facilitar la
aplicación a las narices. El rapé es absorbido desde la palma de la mano del usuario a través de inhaladores dobles.
Los tubos bifurcados tienen forma de Y, y son relativamente cortos. Permiten la autoadministración de polvos por ambas fosas nasales simultáneamente.
Los tubos de inhalación angulares tienen forma de V; los cortos son para autoadministración y los más largos, de unos 20-30 centímetros son para administración mutua entre dos cooperantes. El rapé es colocado en el extremo nasal del insuflador angular y soplado desde el extremo bucal con un soplido brusco adentro de las fosas nasales del receptor.
El rapé de tabaco puede ser inhalado desde la superficie de una pequeña tableta, pero las tabletas de inhalación comúnmente usadas en conexión con polvos alucinógenos no han sido reportados específicamente en conexión con la inhalación de tabaco. De hecho, el rapé de tabaco, es de importancia secundaria en América del Sur, comparado con los polvos alucinógenos,
posiblemente porque los primeros contienen menos «fuerza espiritual» que los segundos. Esto puede explicar porqué los accesorios para rapé de tabaco son mucho más rústicos que la parafernalia artísticamente elaborada usada por ejemplo en conexión con los polvos de parica o ebena.
También el tomar rapé de tabaco ha ganado aceptación amplia en el mundo en general, aunque la práctica ha aumentado o disminuido según la época a través de los siglos.
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Fumar
La práctica de fumar es la más común de las formas de consumo en la América del Sur indígena. Es particularmente común en la Guayana mayor, el Alto Amazonas, la Montaña, los Yungas, Matto Grosso y el Gran Chaco. Sin embargo también se informó sobre esta costumbre en muchas zonas intermedias y periféricas como Colombia del norte y central, a lo largo del Amazonas medio e inferior, la costa del Brasil, Patagonia y sur de Chile. Los indígenas fuman tabaco en forma de cigarros, cigarrillos y varias formas de pipas. El tabaco secado al sol o al viento es molido antes de ser puesto en envoltorios de distintos tipos. A veces, hojas enteras de tabaco o trozos de ellas son usados con este fin. Más frecuentemente los indígenas usan hojas de distintas clases, estípulas de palma, hojas de banano y hojas de maíz. Un envoltorio comúnmente usado en cigarros y cigarrillos es la corteza interior blanquizca del árbol Couratari guianensis Aubl., de la familia Lecythidaceae.
Para preparar un envoltorio de tauari perfectamente blanco y sin sabor, la porción de corteza interior es separada del tronco, molida con una maza y expuesta al aire por varias horas. El naturalista H. W. Bates (1975:162) ha descrito cómo se puede obtener «sesenta, ochenta y a veces cien capas del mismo trozo de corteza». Los indígenas de la Guayana cortan un trozo de dos o tres metros de largo y quince centímetros de ancho, preferiblemente de la corteza negra del Couratari guianensis. Para separar las capas, un extremo de la lonja golpeada con un palo y las láminas que se obtienen son atadas en bulto para evitar que se vuelvan a enrollar. El bulto es luego secado al sol (Ahlbrink 1931:475-477, 128). En forma similar, capas de la corteza interior delgadas como el papel aptas como envoltorios de cigarrillos se obtienen de la corteza de Sapucaia (kakareli [Lecythis ollaria Loefling]), un árbol del mismo orden natural que Couratari (Im Thurn 1883:317; Roth 1916-1917:241). Normalmente los hombres enrollan sus propios cigarros; en varias comunidades indígenas sin embargo se supone que las mujeres deben hacer la tarea. También prenden los cigarros y toman algunas chupadas ellas mismas antes de pasarlos a los hombres. Generalmente, los envoltorios le añaden un sabor y un olor peculiar al tabaco, y en algunas instancias se ha observado que las hojas que recubren el tabaco aumentan el efecto narcótico del tabaco (Weyer 1959:114)
Para darle al cigarro o a la pipa un componente odorífero particular, los indígenas de la Guayana o el Amazonas añaden distintas clases de yerbas o la resina de Protium heptaphyllum, un árbol de la familia de la mirra o Burseraceae. Conocida como caraña, la resina, dura, trasluciente y blanquizca tiene un olor punzante, similar al franquincienso. El polvo o los granos de caraña se mezclan con tabaco (o coca) para darle un sabor balsámico pero no para aumentar o disminuir los efectos narcóticos (Schultes 1980:55). En la Patagonia, raspaduras de calafate (Berberis sp.) se mezclan con el tabaco para darle un sabor agrio y para que arda con un humo de acentuado color azul. El fumar es a menudo acompañado de la ingestión de alucinógenos tales como Banisteropsis caapi, Brunfelsia grandiflora, y Virola y de bebidas psicoactivas tales como el yoco o la guaraná (Paullinina cupana H.B.K. var. sorbilis [Mart.] Ducke) y casiri.
Los indígenas de América del Norte, con la excepción de los Pueblos y algunas tribus en California, eran exclusivamente fumadores de pipa (Linton 1924:14; Robicsek 1978:9-11). Pero a pesar de esta predominancia de la pipa y el florecer de variaciones formales de las pipas en América del Norte, el fumar pipa en América del Sur sí tiene una distribución considerable a través del subcontinente. Aquí es practicado con pipas tubulares, monitor y angulares hechas de paja, bambú, madera, cáscaras secas de fruta, hueso, greda o piedra. El fumar en pipa prevalece en dos zonas focales; la región del Marañón-Huallaga-Ucayali y el Gran Chaco. Más esporádicamente ocurre a lo largo de la costa norte y el interior de la Guayana, a lo largo del Amazonas y en el litoral del Brasil. Hacia el interior y al norte de la zona focal del Gran Chaco, las pipas se presentan en Bolivia central y sur y en Araguaia inferior. Al sur del Chaco las pipas se encuentran en Chile central y sur y en Patagonia.
Como en América del Norte, el fumar pipa es una costumbre de origen prehistórico en América del Sur, y de las tres clases de pipas ya mencionadas, la forma tubular es quizás la más antigua. Se la encuentra en América Central y del Norte y su centro de distribución en el subcontinente se encuentra en el Gran Chaco y Brasil central hasta la costa del Atlántico, así como en Colombia y Suriname, un área de distribución tan amplia que corrobora la afirmación de la gran antigüedad de esta pipa en el Nuevo Mundo.
La pipa monitor es poco común en América del Sur, se la encuentra sólo entre los indígenas araucano-huilliche y los tehuelche de Chile central y sur y Patagonia respectivamente.
Finalmente, la pipa angular es la más común en América del Sur. Pipas probablemente previas al periodo de contacto son conocidas desde sitios arqueológicos (Cooper 1949:527). La distribución moderna de la pipa angular coincide con el área de distribución máxima indicada en el párrafo 6 de esta sección. Las pipas angulares pueden ser de una pieza o de manufactura compuesta, con un recipiente cónico-tubular y un tubo separable. Tipos característicos incluyen la pipa con recipiente cónico que se encuentra en la zona de Montaña y los tipos con recipiente cilíndrico o encordado como los hay en el Gran Chaco. Las pipas del Chaco pueden ser también con formas y diseños antropomórficos y zoomórficos, como se puede ver en abundantes ejemplos arqueológicos en Venezuela, Ecuador, Perú, norte de Argentina y sur de Brasil (Cooper 1949:531).
Los indígenas de América del Sur usualmente fuman con inhalaciones profundas o hiperventilación, pero raramente reteniendo una bocanada de humo en la boca antes de expelerla o inhalarla. La inhalación es descrita como absorbiendo el humo del cigarro hasta los pulmones con «profundas aspiraciones», «usando los pulmones como fuelles» (Huxley 1957:195). Cigarros gigantes que miden casi un metro de largo y dos centímetros de ancho son fumados con hiperventilación por los Warao en el Orinoco y por varias otras sociedades tribales, tales como los indígenas del Vaupés. Este último cigarro, de acuerdo al naturalista A. R. Wallace (1975:195, 206), «tiene ocho o diez pulgadas de largo y una pulgada de diámetro, está hecho de tabaco molido y secado, y encerrado en un cilindro hecho de una hoja grande torcida como una espiral. Se coloca en un gran soporte bifurcado de dos pies de largo. Tiene un extremo inferior aguzado, de modo que cuando no está en uso puede ser clavado en el suelo».
Un método peculiar de América del Sur de absorción respiratoria de nicotina es el de inhalación de humo de tabaco que está flotando libremente en la atmósfera. Como ya se ha mencionado, esto ocurría en la costa este del Brasil, donde quienes practicaban la costumbre soplaban humo de tabaco por cañas y cigarros de boca ancha sobre las cabezas y las caras de guerreros que bailaban. Los hombres en esta misma sociedad también inhalan el humo del tabaco que han quemado dentro de sonajas con forma de cabeza humana. Los adultos entre los Cuna de Panamá usan humo de tabaco que es soplado sobre sus caras desde un cigarro invertido, y los hombres jíbaro en Perú soplan el humo de tabaco a través de largos tubos en la boca abierta de otra persona.
Administración percutánea
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Aplicación sobre la piel
La aplicación de productos de tabaco sobre la piel sana o escoriada tiene una distribución muy extendida en la América del Sur indígena, incluyendo la práctica de fumar y soplar el humo en forma general o dirigida; de soplar escupida con jugo de tabaco, saliva mezclada con nicotina, y tabaco en polvo; masajes con saliva; abluciones de jugo; rapé y envoltorios de hojas y compresas. El uso del tabaco en este contexto sirve invariablemente a fines terapéuticos.
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Administración ocular
El humo y jugo de tabaco son aplicados al ojo para que la nicotina sea absorbido desde la conjuntiva de la superficie interior del párpado y la parte frontera del globo ocular. El fin principal de esta aplicación es mágico-religioso.
Por Johannes Wilbert
Extraido de EL SIGNIFICADO CULTURAL DEL USO DE TABACO EN SUDAMÉRICA
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